sábado, 27 de junio de 2015

'Guardianes de la noche' | Serguéi Lukyanenko

La guerra entre el bien y el mal se libra en Moscú


Un Moscú contemporáneo, con sus calles frías, sus estaciones de metro y paseantes ensimismados con sus auriculares. Es el telón de fondo de Guardianes de la noche, una novela fantástica de Serguéi Lukyanenko que narra la guerra entre los miembros de la Guardia Nocturna (los allegados al Bien) y la Guardia Diurna (los tentados por el Mal). Son seres que se camuflan entre las multitudes o los transeúntes solitarios como si fueran personas normales, pero no lo son.


Ambos ejércitos salvaguardan el equilibrio entre las fuerzas del bien y del mal, para lo que han establecido unas reglas que han de respetar. Los guardianes de la noche velan por proteger a la sociedad de los actos ilegales de los guardianes del día (entre quienes están los vampiros), y viceversa. Ni todos los malos son ruines ni todos los buenos son puros: todos luchan y negocian según sus intereses.

Este equilibro se rompe con la aparición de Iegor, un joven muy poderoso (e inconsciente de ello) que lleva a ambos bandos a sobrepasar los umbrales de su ley para atraerle hacia la Luz o hacia la Oscuridad. En esta lucha, la dignidad, la lealtad y los engaños se convierten en moneda de cambio entre seres luminosos y vampiros.

Lo interesante de esta novela de Serguéi Lukyanenko son las complejas leyes de reciprocidad que gobiernan su mundo: si los diurnos cometen un acto malo ilegal, los guardias nocturnos podrán hacer algo bueno, y al revés. También llama la atención el crepúsculo, que es una realidad paralela donde los miembros de las Guardias pueden esconderse y desplazarse a su antojo sin llamar la atención de los moscovitas comunes.

Guardianes de la noche forma parte de una saga que Lukyanenko continúa con Guardianes del día. Y si en el primero se cuenta la historia desde la perspectiva de los 'buenos', en el segundo se coloca en el lado de los 'malos'. Por lo que respecta al primer libro, lleno de fantasía y acción, tiene el mérito de crear un mundo inserto en el nuestro pero que obedece a patrones distintos. Una idea estimulante.

Guardianes de la noche (1998), de Serguéi Lukyanenko. Título original: Nochnoy dozor. Traducido por Nicolás de Miguel. 512 páginas. En castellano puedes encontrarlo en Debolsillo.

Lee aquí las primeras páginas.
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