lunes, 21 de julio de 2014

'La invención de Hugo Cabret' | Brian Selznick

El cuento de un pillo en imágenes


Historias de cine e historias literarias. La imagen como motor del relato. Es lo que propone Brian Selznick en La invención de Hugo Cabret, un llamativo libro que el estadounidense no solo ha escrito: también ha ilustrado con unos dibujos que evocan la Francia de los años treinta. Aunque clasifiquen este ejemplar como juvenil, lo disfrutará cualquiera dispuesto a dejarse llevar por la magia del cine y de la palabra.


En ese escenario vive Hugo, un huérfano que tuvo que irse a vivir con su tío, pero el hombre lleva meses sin aparecer. Hugo compartía con su padre dos pasiones: los relojes y las películas. Puede seguir practicando la primera ya que su tío regulaba y mantenía los relojes de una estación ferroviaria, así que el mozalbete debe hacerse cargo de la tarea en su ausencia.

Abocado a vivir solo, Hugo se busca la vida hurtando comida por aquí y juguetes por allá. Juguetes, sí, porque los necesita para arreglar algo que guarda y que está relacionado íntimamente con su padre. Algo que quizá le conecte con él como el mecanismo de un reloj (reconozco que esta reseña suena enigmática, pero no se puede adelantar mucho más porque el libro es todo un secreto).

Sus andanzas se truncan cuando el juguetero al que roba le pilla con las manos en la masa e Isabel, una niña también huérfana, se cruza en su camino. Los dos jóvenes se proponen descubrir los secretos que se guardan el uno al otro, que no son sino afluyentes del misterio mayor: ¿qué se esconde tras la cansada mirada del anciano juguetero?


Relojes, cuadernos y máquinas insospechadas se mezclan en una época en la que el cine lleva más de cuarto de siglo de existencia. No en vano, en La invención de Hugo Cabret el séptimo arte juega un papel de mayor envergadura de la que en principio parece.


Además, el libro en sí, su forma, conecta con la cinematografía: basta con echar un vistazo a las 284 páginas de dibujos firmadas por el propio Selznick. Estas imágenes, que ocupan alrededor de la mitad del libro, no cumplen una mera función ilustrativa, sino que narran los acontecimientos por sí solas (y logran apelar más a los sentidos y al sentimiento que los fragmentos redactados).

El cine, invento al que algunos llaman la 'fábrica de sueños', impregna toda esta aventura que corren Hugo e Isabel en busca de una verdad que apacigüe sus ansias de emoción y que, de paso, ayude a un personaje a recordar. Brian Selznick sorprende gratamente con esta experiencia lectora, mitad texto, mitad imágenes, y mucha imaginación.

La invención de Hugo Cabret (2007), de Brian Selznick. 534 páginas. Yo he leído la edición publicada por SM.

Web oficial: http://lainvenciondehugocabret.grupo-sm.com
Lee el primer capítulo, el segundo y el tercero (pdf).

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