Pura fantasía en rojo y verde
¿Quién no ha dicho u oído alguna vez "esta historia es tan buena que te metes en ella"? Seguro que muchos. Pero ¿cuántos seríamos tan valientes de hacerlo de verdad? ¿Cuántos estaríamos dispuestos a traspasar las páginas de un libro y llegar al mundo que describen? Bastian Baltasar Bux, el protagonista de La historia interminable, lo consigue. Sin quererlo, casi por accidente, pero gracias a ello el personaje creado por Michael Ende vive la aventura más fascinante que jamás haya podido soñar.
El escritor alemán Michael Ende es el genial responsable de esta novela ya mítica que rebosa creatividad. La entrada de Bastian, un niño "francamente gordo, de unos diez u once años", en la historia del libro que está leyendo es el punto de partida de una obra con tantos capítulos como letras hay en el abecedario.
Bastian se refugia en los libros del acoso al que le someten sus compañeros de clase. Uno de esos volúmenes es tan grueso como atractivo es su título: La historia interminable. Mientras lo lee, el niño se da cuenta de que es una obra mágica porque algunos acontecimientos que suceden en la ficción ocurren también en el mundo real, y viceversa.
Pero la verdadera aventura comienza para Bastian cuando la vive en carne propia, pues la magia del libro se desata y lo traslada hasta el reino de Fantasía, que es el territorio en el que transcurre la historia que está leyendo. Ahora Bastian es el protagonista de ese periplo por lugares encantados llenos de criaturas enigmáticas, y como tal deberá actuar, decidiendo el futuro de su propia historia y aprendiendo a ser uno mismo.
Por las páginas de La historia interminable pasa una amplísima galería de seres fantásticos y lugares de ensueño vertidos desde la imaginación de Michael Ende: un dragón blanco de la suerte, un gigante comepiedras, una hechicera con muy malas intenciones, el desierto, la Nada... Pero lo importante de este libro no son las peripecias, sino toda la carga simbólica que posee cada personaje en la lucha entre el bien y el mal, entre el mantenimiento o la destrucción de la esperanza, el alegato en contra de la desaparición de la chispa que nos empuja a vivir.
La moraleja de este extenso cuento reside en el nuevo nombre que necesita con urgencia la Emperatriz Infantil para evitar que esos territorios novelescos desaparezcan. Porque si el reino de Fantasía muere, la imaginación y los sueños se irán con él, y eso no solo afectará al niño de carne y hueso, sino también al que los adultos llevamos dentro. De ahí la importancia del nombre de la Emperatriz, pues para encontrarlo hay que buscar, pensar, crear y, sobre todo, no perder la ilusión.
Esta novela de Michael Ende se publica impresa a dos tintas: letras rojas para los tramos del relato que transcurren en el mundo de Bastian y verdes para las partes situadas en el reino de Fantasía. Además, cada capítulo se abre con una ilustración de la artista Roswitha Quadflieg, también a dos colores.
Aunque vio la luz en 1979, La historia interminable sigue teniendo plena vigencia, pues sus temas son universales, empezando por la dialéctica entre lo que una persona es, lo que le gustaría ser y lo que al final acepta una vez ha tomado decisiones y ha determinado crearse un camino propio. Es una fábula imprescindible para los niños y para los que han dejado de serlo, al menos por fuera.
Nota: no juzgues el libro según la famosa película, si es que la has visto. ¡No tiene nada que ver: hasta el propio autor renegó de la adaptación fílmica! Si no la has visto, puedes ahorrártela. Este artículo de Jot Down resume bastante el porqué.
La historia interminable (1979), de Michael Ende. Título original: Die unendliche Geschichte. Traducido por Miguel Sáenz. Páginas: 496. Está publicada en castellano por Alfaguara.
Deja tu comentario aquí abajo o en Twitter: @jescolart ¡Gracias por leer y compartir esta recomendación!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario.