viernes, 14 de octubre de 2016

'Cabaret Biarritz' | José C. Vales

Muerte y frivolidad: ¡que siga el desfile!


La tranquilidad de Biarritz, sede de la fiesta y la crema de la sociedad en 1925, se ve interrumpida cuando una joven librera aparece muerta en el puerto. Y digo interrumpida porque después del sobresalto inicial la vida continúa en la ciudad francesa, y los bailes, y el descorche de botellas. Así comienza Cabaret Biarritz, la novela con la que José C. Vales ganó el Premio Nadal de 2015.


Cabaret Biarritz es a medias novela policiaca y comedia. Por un lado, narra la investigación que lleva a cabo el periodista Paul Villequeau Vilko con la ayuda de su gran amor, la heterodoxa Beatrix Ross, y de su compañero de fatigas, el fotógrafo Marcel Galet. Unas pesquisas que van demostrando que no todo es idílico en Biarritz.

Por otro lado, los hechos están contados con un humor que se desprende del desfile de personajes (bohemios, frívolos, religiosos, libertinos, cotillas... todos caben en la villa costera) y del ambiente de ligereza y desenfreno (lo que se entiende por desenfreno en aquella época, claro). No se trata de chistes encajados en la narración, sino que todo marcha fluido.

Si algo distingue a esta obra de José C. Vales es su estructura. Está presentada como si fuera un manuscrito encontrado, original del escritor Georges Miet, que en 1938 recibió el encargo de novelar los sucesos que oscurecieron Biarritz 13 años antes. Cabaret Biarritz (o Los pecados estivales, como se subtitula) sería la recopilación de las entrevistas que Miet hizo a los implicados en los hechos.

Cada capítulo es la transcripción del relato de un entrevistado distinto. Se ofrecen, por tanto, con un estilo oral, preservando las coletillas, el analfabetismo, la rigidez, las apelaciones personales, etc. que diferencian el habla de cada personaje. El libro se enriquece de esta coralidad, de este abanico de versiones y enfoques.

Personalmente, al principio me costó engancharme porque los pasajes iniciales se dedican a establecer el marco en el que se desarrollará el relato. Además, la alternancia de voces narrativas despista y lo que cuentan parecen hechos deshilvanados: tan pronto alguien habla de la muerte de la librera como describe los espectáculos que se celebran en las salas de fiestas.

En cambio, el relato gana interés de forma exponencial según avanza y deja entrever que en Biarritz algo huele mal, profundiza en la tensión romántica entre Paul y Beatrix, y presenta a decenas de individuos a cada cual más excéntrico. El autor juega diseminando pistas, distrayendo la atención, acabando los capítulos justo cuando queremos oír más del entrevistado...

Cabaret Biarritz es un juego. Una novela entretenida y entrañable, deja buen recuerdo. Logra una mezcla curiosa: narrar una tragedia con un tono absolutamente blanco. Con buen humor, incluso, y con la recreación creíble de la atmósfera de frivolidad y descoco de los años veinte. Con un festín de personajes y estilos, con un montón de piezas sueltas. Y cuando al final las piezas encajan, lo hacen de forma sutil, sin demasiadas explicaciones, lo cual dice mucho del respeto de José C. Vales por la inteligencia del lector. 

Cabaret Biarritz (2015), de José C. Vales. 456 páginas. Está publicado por Destino.

Lee aquí las primeras páginas.
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