Y en la oscuridad llegó el Apocalipsis
El pasaje es de esas novelas a las que conviene acercarse sin saber nada de nada, ni siquiera el argumento: tan solo que el suspense es máximo. Merece la pena pasar las páginas sin saber qué sucederá a continuación porque su autor, Justin Cronin, introduce sorpresa tras sorpresa, a cada cuál más oscura. De hecho, te diría que antes de seguir leyendo esta reseña, vayas a la librería o a la biblioteca más cercana y te hagas con un ejemplar.
Si el fin del mundo pudiera narrarse ya, el resultado sería muy cercano a la novela El pasaje, de Justin Cronin. El profesor y escritor estadounidense firma una novela inmensa tanto en extensión (más de mil páginas) como en argumento acerca de las funestas consecuencias de un experimento científico sobre la humanidad, que descubre que el vampiro no es un conde sexy que vive en un castillo.
El pasaje, primera parte de una saga continuada con Los doce, es una novela de terror con la que se siente miedo, algo no muy común. Es un libro que comienza de forma muy muy distina a cómo termina y eso, personalmente, me asombra porque el viaje es brutal. El recorrido hacia las sombras que propone Justin Cronin aterra y absorbe por el realismo y la seriedad con la que aborda el vampirismo.
Los vampiros aquí no son criaturas elegantes y conquistadoras, ni mucho menos adolescentes enamoradizos de instituto. El pasaje trabaja una idea muy turbia acerca de la naturaleza del vampiro y de su conexión con el ser humano (que por supuesto no desvelaré), a la vez que hermosa es la idea sobre lo que nos diferencia.
Cronin introduce muchos personajes: desde una niña solitaria hasta presos condenados a muerte, desde agentes del FBI hasta monjas, pasando por un grupo de personas que trata de sobrevivir en condiciones extremas. Esta variedad de caracteres y emociones hace crecer a la novela y el diseño de los personajes es tan preciso, sobre todo en sus aristas menos alegres, que es muy fácil sumergirse en el relato.
El estilo narrativo de Cronin es realista e incluso contiene fragmentos de diario y con tono documental que contribuyen a dar verosimilitud a la historia. El autor relata con generosidad hechos de gran calado, explora la psicología de unos personajes que cargan con bastantes fantasmas personales y sabe dejar al lector en suspense justo cuando más urgente es saber qué ocurrirá a continuación. Además, la ambientación transmite un intenso sentimiento de soledad gracias a sus paisajes áridos, aislados y despoblados.
Desde los acontecimientos hasta los escenarios, todo en El pasaje transmite una mezcla del desamparo y la fascinación que provoca ser testigo del fin del mundo. Justin Cronin consigue sobrecoger en un libro muy largo (quizá demasiado, según las circunstancias en las que uno se lo lea). Pero es que ocurren tantas cosas y tan bien contadas que merece la pena sumergirse en sus páginas. Y utilizo el verbo sumergirse con toda la responsabilidad porque yo nunca había leído un apocalipsis tan vívido.
El pasaje (2010), de Justin Cronin. Título original: The Passage. Traducido por Eduardo G. Murillo. 1.088 páginas. Está publicada en castellano por Umbriel.
Lee las primeras páginas de El pasaje.
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