Una última e inquietante prueba de amor
Cuando me regalaron La historia de Lisey, de Stephen King, yo ya tenía cierta idea de que me encontraría ante algo distinto a lo que suele escribir este escritor estadounidense. Por eso, y porque tenía muchas ganas de leerlo, me hizo ilusión tenerlo entres mis manos. Y más satisfecho quedé al terminarlo.
Los marcapáginas promocionales la definían como "La primera novela de Stephen King para los que temen a Stephen King. Y, por supuesto, para los que no". Y en efecto, ofrece una historia alejada de sus habituales monstruos y misterios paranormales, pero sin renunciar a planteamientos 'marca de la casa'. Es decir, que aparecen monstruitos y elementos sobrenaturales, pero en una pequeñísima proporción en cuanto a número de páginas e importancia.
Aquí, lo que importa de verdad es el trasfondo, el pasado de un matrimonio formado por Lisey y Scott. Éste último es un escritor exitoso al que la protagonista conoce cuando eran jóvenes. A pesar del extraño comportamiento de Scott y de su tormentosa infancia, ella acepta casarse con él y asumir su secreto: es capaz de viajar a un mundo paralelo llamado Boo’ya Moon, en el que conviven formas de muerte y vías de curación y donde hay que tener en cuenta determinadas normas para sobrevivir.
Pero Scott muere, algo que sabemos desde el primer capítulo. El relato comienza dos años después del fallecimiento, con Lisey intentando superar aquella tragedia y sufriendo los ataques de Zac McCool, un hombre no muy amigable y obsesionado con apropiarse de los escritos que dejó Scott.
Lisey es un personaje principal muy potente, con profundidad, sentimiento y valentía. Le cuesta recuperarse porque el recuerdo de su marido sigue tan presente que incluso parece que puede oírlo junto a ella, como si Scott quisiera avisarle del grave peligro que corre si la encuentra el loco McCool. Como si le indicara el camino a seguir para que pueda escapar, aunque tenga que revivir lo más íntimo de su matrimonio y las confesiones más duras; aunque tenga que viajar a ese mundo mágico y violeta que responde al nombre de Boo’ya Moon y que, si tienes el libro entre tus manos, puedes observar al levantar la sobrecubierta (también puedes verlo en la imagen de abajo).
En esta obra se viaja del presente al pasado, a veces mezclándose, a veces transcurriendo paralelamente. También se entretejen dos historias: la de Scott, que es sobrecogedora y dura, y la de Lisey, que es triste y bonita. Ambas están impregnadas de una ternura y un amor que continúan presentes más allá de la muerte.
La historia de Lisey es un libro idóneo para aquellos que no se hayan atrevido antes a leer una obra de Stephen King por temor a la sangre y los fantasmas. Esta novela se centra en la psicología de los personajes y en los recuerdos de una mujer todavía enamorada que debe superar una última prueba, si bien no deja de lado los misterios, el tono inquietante y alguna que otra sorpresa desagradable para la protagonista.
Por tanto, se enmarca en una tendencia de Stephen King a escribir historias más intimistas, sin abundar en hechos escabrosos. Otras obras suyas que siguen esta línea son El retrato de Rose Madder, Dolores Claiborne y Corazones en la Atlántida. Merece la pena descubrir esa otra faceta del autor con una historia de amor embrujada.
La historia de Lisey (2006), de Stephen King. 603 páginas. Traducción de Bettina Blanch Tyroller. Yo he leído la edición de Plaza&Janés de 2007, aunque también puedes encontrarlo en DeBolsillo y en formato electrónico.
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