Cuatro generaciones y un destino fantástico
No gozan de grandes poderes, pero contactan con hadas o leen el futuro en tiradas de cartas. Pequeño, grande, extensa novela fantástica del escritor estadounidense John Crowley, viaja a lo largo de cuatro generaciones de la peculiar familia Drinkwater: la mayoría de sus miembros posee una especie de sensibilidad mágica.
El relato no está ambientado en fechas concretas. Por el contexto puede deducirse que la historia correspondiente al primer eslabón del árbol genealógico transcurre a principios del siglo XX, mientras que el último se desarrolla en un plano futurista.
Aproximadamente a medio camino entre esos dos momentos arranca Pequeño, grande, con un muchacho llamado Smoky que viaja al enigmático Edgewood para casarse. Para llegar hasta allí debe seguir unos pasos que le han sido profetizados. Si no cumple esos requisitos, no podrá contraer matrimonio con Daily Alice, miembro de una familia, por así decirlo, de visionarios.
La casa donde se instalan (fabricada con tiempo, según narra la novela, y con fachadas distintas según desde dónde se mire) constituye el núcleo de la novela. En esa extraña vivienda, de la que es difícil salir por su estructura laberíntica, comienzan o acaban los periplos de los Drinkwater. En ella se realizan lecturas del tarot y en sus alrededores se aprecian fugaces apariciones de hadas y otros ejemplares de la fauna fantástica.
El hogar de los Drinkwater es el eje que guía toda la saga familiar, una minuciosa historia que desvela cómo los miembros de la familia fueron tomando contacto con entidades no humanas, cómo nuestro mundo está interconectado con otros y cómo conjugar todo esto para intentar pararle los pies a un populista que desea gobernar unos Estados Unidos casi de ciencia ficción sumidos en la miseria.
La obra de John Crowley se fundamenta en los temas del destino, la voluntad de las personas y la fuerza del amor. Valga como ejemplo la historia de Smoky y Daily Alice: ¿se casan por amor o porque así se les ha vaticinado? ¿Existe el destino? ¿Sería distinto si no se hubiera leído en un ejercicio de adivinación con cartas?
Pequeño, grande requiere atención por parte del lector. La novela presenta numerosos saltos en el tiempo, elipsis y conversaciones veladas, a lo que hay que sumar una atmósfera fantástica y temporalmente inexacta. El componente mágico inunda cada página, aunque no de una forma expresa. No se dice "Ahí hay un hada", sino que se deja entrever por los diálogos y las actitudes de los personajes.
En los espacios que John Crowley describe priman la naturaleza y los seres vivos. Luciérnagas, truchas y hasta un martín pescador adquieren matices extraordinarios en una amplia fábula donde se entrelazan unos personajes con otros, los duendes con las personas, y donde se exploran las posibilidades que tiene la narración para crear un universo verosímil, resultado de combinar de forma sutil e integral tiempos, lugares y mundos.
Pequeño, grande (1981), de John Crowley. Título original: Little, Big. Traducido por Rebeca Rueda Salaices. Páginas: 480. Yo he leído la edición de 2011 de la Factoría de Ideas.
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Apuntada ;)
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