jueves, 20 de julio de 2017

'Animales nocturnos' | Tom Ford | cine

La venganza en su forma más sofisticada


Oscuridad hasta en el título. Es lo que contiene Animales nocturnos, el largometraje dirigido por Tom Ford. Esta película de suspense cuenta la historia de Susan Morrow (interpretada por Amy Adams), una mujer que recibe la sombría novela inédita de su primer marido, Tony Hastings (Jake Gyllenhaal), al que abandonó. La lectura de ese intrigante libro despierta en ella sentimientos y fantasmas que creía apagados. Pero no puede parar de leer, por mucho que le asuste.

Amy Adams en Animales nocturnos.
Animales nocturnos es una película con un aspecto visual muy estilizado y unas interpretaciones creíbles. No en vano, Aaron Taylor-Johnson ganó un Globo de Oro al mejor actor de reparto por su papel como delincuente. Y Michael Shannon, que interpreta a un rudo detective, estuvo nominado en los Oscar también en la categoría de actor de reparto.

El relato está construido en tres niveles que se intercalan en función del tiempo en el que se desarrollan y de su carácter metaficcional. En primer lugar, encontramos el actual, en el que Susan se dedica a devorar la novela con una mezcla de zozobra e interés por avanzar. Debajo están los pasajes que narran el enamoramiento y la ruptura con su primer marido. Por último, se recrea la trama de la propia novela en las que son las escenas más crudas y violentas de Animales nocturnos.

Jake Gyllenhaal en Animales nocturnos.
Porque la violencia está presente, al igual que la venganza. La violencia, más que física, está generada por situaciones de extrema angustia e indefensión ante la maldad. No es una película amable. No se dulcifica el sufrimiento de los personajes, que impacta al compararse con el glamur que reina en otros pasajes de la película. Pero tampoco se resalta con objetivo morboso. Simplemente se enseña, acompañada de una inquietante banda sonora a cargo de Abel Korzeniowski y que contiene temas como 'Mothers'.

La venganza, por su parte, se presenta en una forma sofisticada. En el plano formal, por el gusto con el que está rodada. En lo argumental, por lo sutil que es, porque la venganza se va desplegando sin que nos demos cuenta. En un momento dado, surge una búsqueda de venganza explícita, sobre la que no me extenderé para no desvelar nada de la trama. Pero, según entiendo la película, en el fondo subyace otro tipo de venganza que consiste ni más ni menos en mostrar lo que no queremos ver sobre nosotros mismos.

Michael Shannon y Aaron Taylor-Johnson en Animales nocturnos.
El director Tom Ford muestra en la película el contraste entre un mundo de lujo y modernidad donde se tiene lo que se anhela (ahí vive Susan) y el árido desierto donde reina la injusticia y a uno le roban lo que más quiere (ahí se desenvuelve la novela). Entre esos dos mundos fluye el pasado en común de Susan y Tony, que aborda hasta dónde podemos transgredir la norma familiar y perseguir nuestros sueños y en qué momento se plantea la rendición y la huida hacia lo convencional, hasta volvernos igual que nuestros padres (o, en este caso, madres).



Animales nocturnos me parece una excelente película de suspense que combina líneas elegantes y una crueldad feroz. Esta contraposición, lejos de desentonar, aviva el interés por seguir viendo lo que sucede en pantalla y de qué modo se conectará todo al final. Al igual que Susan mientras lee la novela, gana el afán por conocer cómo continúa la historia, por muy lóbregos que sean los derroteros que tome.

 Animales nocturnos (EE.UU., 2016). Título original: Nocturnal Animals. Dir.: Tom Ford. Int.: Amy Adams, Jake Gyllenhaal, Michael Shannon, Aaron Taylor-Johnson.

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