sábado, 10 de septiembre de 2016

'La bruja' | Robert Eggers

¿Magia negra o fanatismo religioso?


Terror que no muestra (casi) nada sobrenatural. Todo es realista, muy realista. No hay ni sustos. Es La bruja, película escrita y dirigida por Robert Eggers que huye de los estereotipos del cine de este género. Su forma de transmitir la sensación de horror se basa en lo que no se ve.

Anya Taylor-Joy y Harvey Scrimshaw en La bruja.
El relato comienza en 1630 cuando un matrimonio y sus cinco hijos deben abandonar el pueblo de Nueva Inglaterra en el que viven después de que el padre de familia, puritano, acuse a sus vecinos de ser falsos cristianos. Los siete se instalan en un bosque aislados del mundo. Un día desaparece el hijo recién nacido y las sospechas recaen sobre la hija mayor, Thomasin (interpretada por Anya Taylor-Joy), a la que su propia familia empieza a hostigar acusándola de brujería.

En La bruja prima el terror psicológico. Hay muy pocas secuencias violentas que, además, no se recrean en lo desagradable. Presenta un estilo documental, con una cámara que asiste impasible a los hechos que ocurren, sin la necesidad de buscar el horror visual ni de efectos especiales. Bastante inquietud crea ya el guión por sí mismo.

Ralph Ineson y Kate Dickie en La bruja.
Robert Eggers firma un largometraje frío en el sentido de que no se implica en los acontecimientos, simplemente los exhibe, mostrando la paulatina descomposición familiar y sin dejar pistas claras sobre si es verdad que Thomasin practica la magia negra o si todo es un delirio de su familia ultrarreligiosa.

La frialdad también viene dada por la escenografía: colores pálidos, un bosque, un terreno desamparado, una casa hecha con unas maderas, un cobertizo... Son muy pocos los elementos que aparecen en escena, lo que junto con la crudeza de la historia contribuye a crear un clima de desesperanza. Tampoco hay ni una pizca de humor, tan solo ocurren desgracias y todas las líneas de diálogo son solemnes. El tono está marcado por la austeridad, muy acorde con la familia protagonista.

 

La bruja es una película de terror distinta a las que comúnmente se producen en estos días. No se basa en atemorizar mediante sobresaltos o escenas explícitas de daño físico. De hecho, diría que no asusta, sino que provoca angustia y desánimo con su exposición de sucesos turbadores en el seno de una familia que ya da miedo por su exaltación.

En otra cinta de género al uso, el espectador podría salir de la sala con la satisfacción de haber descargado adrenalina sabiendo que lo que veía (caras monstruosas, asesinos en serie, apariciones, etc.) era en el fondo todo mentira. Pero La bruja es tan realista y sobria que el regusto incómodo permanece. Es lo que la hace distinta y merecedora de ser vista. 

La bruja (EE.UU.-Canadá-Reino Unido, 2015). Título original: The Witch. Dir.: Robert Eggers. Int.: Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw.

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