Entradillas desde el campo de batalla
Atención a las abuelas que alertan a los nietos que estudian Periodismo sobre el riesgo de que los manden a la guerra, con lo peligroso que es y los muertos que salen por la tele. Por su tranquilidad, que no lean Territorio Comanche, un libro breve de Arturo Pérez-Reverte que habla de la labor de los periodistas en los conflictos bélicos. O mejor, sí, para que descubran el importante trabajo que realizan estos profesionales.
Es probable que Pérez-Reverte sea más conocido por sus novelas de intriga (como las exitosas La tabla de Flandes, La reina del sur o El Club Dumas) o por la saga del Capitán Alatriste. Pero quien decida adentrarse en Territorio Comanche no va a quedar decepcionado. Aventura de la buena y, además, real.
El eje del libro es la historia de los periodistas Márquez y Barlés, que están cubriendo para Televisión Española el conflicto de la antigua Yugoslavia. Márquez es el cámara y siente especial atracción por los puentes, por filmarlos mientras caen destruidos por las bombas y los misiles. Nunca ha tenido la oportunidad de pulsar el botón 'rec' en el momento justo de la colisión y el derrumbe. Cuando comienza el relato, él y su compañero están en el puente de Bijelo Polje; esta vez, Márquez está decidido a no conformarse con imágenes de escombros.
Mientras aguardan a que los tanques lleguen al puente, Barlés y Márquez rememoran otros episodios bélicos, como Kukunjevac o la Guerra del Golfo de 1991, en los que también estuvieron ellos. Se acuerdan de los colegas de profesión, de los caídos y de los que salieron corriendo, de los que tienen familia esperando en España. También tienen en mente a la intérprete Jadranka, que les espera en el coche para huir en cuanto consigan el vídeo deseado o cuando la situación se vuelva demasiado difícil. Aunque hay pocas cosas que achanten a estos enviados especiales.
Pérez-Reverte muestra en su libro a unos periodistas curtidos en el campo de batalla, acostumbrados a redactar sus textos en el traqueteo de los coches por el desierto y a locutar sus entradillas frente a la cámara con ruinas materiales y humanas como fondo. En sus páginas aborda desde las obsesiones y los miedos de los corresponsales hasta las artimañas a las que recurren para salir indemnes de los tiroteos, pasando por las profundas marcas que deja ver personas muertas por doquier.
Una de las cosas que más llaman la atención de Territorio Comanche es la galería de profesionales españoles de los medios que transitan por el libro. Son periodistas reales, cuyos nombres hemos leído en prensa, cuyas voces hemos escuchado en la radio o cuyas caras hemos visto en televisión. ¿Quién no ha oído hablar de Ángela Rodicio, Julio Fuentes o Hermann Tertsch?
Territorio Comanche es una lectura ágil y fresca. Además de su corta extensión, el lenguaje es directo, sin tapujos. Lo que se cuenta está escrito con estilo periodístico, con la precisión verbal exigida para narrar lo que uno ven, por horrendo que sea. Lo que importa en este libro apasionante no es solo averiguar si Márquez consigue al final grabar 'su' puente derrumbándose tras el ataque, sino poner en valor la labor de los periodistas destinados en la guerra, su coraje, todo el riesgo y las penurias que sufren para llenar solo un minuto y medio en el informativo televisado.
Territorio Comanche (1994), de Arturo Pérez-Reverte. 144 páginas. Está publicado por Alfaguara.
Lee aquí las primeras páginas.
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