Cuando el pasado hace estallar la vida gris de un abogado
Crímenes, rencores, historia reciente, conflictos familiares, atracción sexual... No es de extrañar el éxito de Un millón de gotas, la novela de Víctor del Árbol, porque tiene todos los ingredientes para triunfar entre el público y además bien mezclados. Este libro trenza dos historias: una trama de intriga ambientada en la época contemporánea y un drama situado entre la Unión Soviética y la guerra civil española.
En la historia actual, Gonzalo Gil es un abogado al que la vida no ha tratado bien: un bufete que no arranca, problemas en la familia, un suegro que lo desprecia... A lo que se suma la noticia de que su hermana Laura, una policía a la que un mafioso ruso le mató el único hijo que tenía, ha aparecido muerta. Por una vez, Gonzalo debe demostrar de qué es capaz.
Elías Gil, padre de Gonzalo y de Laura, es el protagonista de la historia que se alterna y que comienza en 1933. Ese es el año en el que un joven Elías viaja a Moscú entusiasmado por poder desarrollar su carrera como ingeniero en la Unión Soviética, paraíso prometido para el obrero. Sin embargo, una vez allí descubre que no todo es tan bonito como creía y comienza su particular calvario, un sufrimiento que extiende su influencia hasta inicios del siglo XXI.
Por Un millón de gotas pasan muchos personajes y casi ninguno de ellos enteramente bueno ni odioso. Repito: casi ninguno, porque hay alguno con muy mala idea. Los demás tienen también su lado poco amable, protagonistas incluidos, y es algo que enriquece la novela. Víctor del Árbol expone a todas sus criaturas a situaciones emocionales extremas y es especialmente destacable la forma en la que lleva a los límites el concepto de familia.
De las dos tramas que se alternan, encuentro más rica la situada en el pasado. La actual, más convencional, sigue las pautas de un thriller, con sus investigaciones y sus giros de guión. Las vivencias de Elías, sin embargo, son un puñetazo: es una historia dura, una cadena de desgracias, injusticias y desengaños que lleva a plantearse hasta dónde una persona llega por unos ideales y las consecuencias posteriores de llevar a la espalda una mochila tan pesada.
Desde mi punto de vista, la historia de Elías Gil por sí sola tiene más que suficiente interés humano y agarre para ser una novela. Por su parte, la trama de Gonzalo sirve como conexión con la actualidad tanto por ambientación como por éxito de la novela negra. Quizá el lector llegue a Un millón de gotas atraído por la trama policial, que es entretenida e incluye giros inesperados. Pero lo que da carácter a la novela de Víctor del Árbol, lo que uno percibe como realmente importante mientras lee, es todo el trasfondo histórico y humano, cruel y verosímil, que desató fantasmas que perduran incluso hasta nuestros días.
Un millón de gotas (2014), de Víctor del Árbol. 700 páginas. Está publicada por Destino.
Lee las primeras páginas de Un millón de gotas.
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