viernes, 15 de mayo de 2015

'Solaris' | Stanislaw Lem

El fascinante planeta del océano que piensa


Si hay algo que me gusta de la ciencia ficción es la habilidad de mostrar otros mundos que sobrecojan por el mero hecho de existir, sentir el vértigo del momento en el que el ser humano pisa por primera vez otro planeta. Esto es lo que he experimentado con Solaris, la novela de Stanislaw Lem que comienza cuando el psicólogo Kris Kelvin llega a la estación espacial suspendida sobre Solaris, un planeta cubierto por un océano al que se atribuye inteligencia.


Una vez allí, Kelvin se encuentra con que de los tres tripulantes de la estación, uno se ha suicidado y los otros dos parecen haber enloquecido. Además de estos dos científicos, el psicólogo descubre extrañas presencias, como la de Harey, su difunta mujer, que se le aparece y convive con él como si fuera lo más normal del mundo.

Kelvin debe hacer frente a dos conflictos: por un lado, destapar qué traman sus compañeros, Snaut y Sartorius, y cuáles han sido sus hallazgos sobre Solaris. Por otro, no deja de preguntarse si la mujer que duerme a su lado es la verdadera Harey y si podrá amarla igual sabiendo que, al menos en la Tierra, está muerta.

Stanislaw Lem abre un montón de debates filosóficos y científicos en una obra claustrofóbica: en una estación espacial aislada de la humanidad conviven cuatro personajes que apenas salen de sus respectivas habitaciones. Y hablo de cuatro personajes (Kelvin, Harey, Snaut y Sartorius) pero en realidad ascenderían a cinco si contamos el océano como uno más.

El océano es lo más fascinante de Solaris. Habituados a que la vida en otros planetas se represente en el cine y en la literatura en forma de monstruitos, la idea de un mar con inteligencia, consciencia o como quiera llamarse, asombra. Se trata de una enorme masa de agua capaz de levantar 'edificaciones' por sí sola y que el autor del libro, en un alarde de imaginación, documenta profusamente: la multitud de teorías sobre el océano, de estudiosos y de corrientes de pensamiento que se mencionan (todo ficticio, claro) contribuyen a dar verosimilitud al planeta y a la historia que Lem cuenta.

Solaris, fantástica e intimista novela de ciencia ficción, sitúa nuestros miedos más profundos (relacionados con la soledad, con el amor, con la vida y con la muerte) en un escenario enigmático, lo que incrementa el desasosiego de ponernos en la piel de Kelvin. Todo en la novela de Stanislaw Lem provoca extrañeza. Un planeta poco explorado es algo que debería alentar la curiosidad y el deseo humano de crecer y descubrir, pero se convierte aquí en fuente de inquietud, en una prueba que lleva al límite la cordura y los sentimientos de las personas.

Solaris (1961), de Stanislaw Lem. Traducido por Joanna Orzechowska. 296 páginas. Está editado en castellano por Impedimenta (2011).

Lee aquí el primer capítulo.

¿Has leído Solaris? ¿Te gusta la ciencia ficción? Si quieres contar qué te ha parecido, hazlo aquí abajo o en Twitter: @jescolart ¡Gracias por leer esta reseña!

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